sábado, 22 de septiembre de 2012

Siempre se me olvida actualizar esto.

A ver con qué empiezo.


Esto es un buen comienzo.
Vale, esta captura la ha sacado Saku jugando al Happy Wheels, juro que me encanta, es una de mis imágenes favoritas de todo internet.

Llevo bastante bien el instituto, tengo la sensación de que va a ser bastante fácil y estoy emocionada por acabar el curso y empezar de una vez el bachiller. Los profesores no están mal, aunque la de matemáticas es un purísimo coñazo, nos trata como si fueramos retrasados. Aunque supongo que eso es mejor que tener un profesor que nos ponga las cosas difíciles.

He estado viendo como tres horas seguidas este video.


Awn, es que me encanta que se le escape su voz omg <3
Por qué eres tan sensual, Kenny, por qué.

Y no sé qué poner.

Saku y yo estamos haciendo un blog para subir capítulos de South Park subtitulados al español online (aunque está trabajando más Saku que yo).

Y ya está.

domingo, 16 de septiembre de 2012

¡Buenas!
Oh Dios, estoy super nerviosa...
Dentro de unas muy pocas horas empiezo el instituto, de hecho a las nueve tengo que estar en la parada de autobúses para preguntar horarios y tal, y para estar a las 10:00 en el instituto.

Lo peor es que es un instituto nuevo, ¡no conozco a nadie! nunca me he cambiado de colegio ni nada, así que tengo los nervios por las nubes... ¿Y si les caigo mal o algo? no quiero que me cojan asco...

Cambiando de tema, mi hermana me ha dicho que mi hermana mayor ha visto mi fondo de pantalla.

MAL ASUNTO.

QUÉ VERGÜENZA. Claro, no sabéis, pero es que mi fondo de pantalla ES ASÍ




OH DIOS SKJDFSFSLADHFSJDKAFSDKAFJHSFJSD
Cuando me lo dijo me empecé a descojonar diciendo "OH DIOS OH DIOS NOO".
Me preguntó que pensará de mi, de verdad *se descojona de pensarlo*

AHORA SABRÁ QUE REALMENTE ME GUSTAN LOS GAYS OMG.
Pensará que todo tiene sentido, mis fondos de pantalla en el móvil, en el ordenador, mis obsesiones, mis pósters... DIOS MÍO.


Por cierto, esto lo encontré en un fanfic. Te lo dedico, Saku;

Oh si.

Ya lo tengo todo preparado para el instituto, hoy me llevaré una mochila pequeña, una libreta para apuntar las cosas y el estuche. No creo que hoy me haga falta mucho más. También tengo que preguntar por los libros...

Espero caerle bien a la clase Uu

Y los cambios ya los haré algún día que me apetezca tenga tiempo.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Eh, hola.
Ya, bueno, ya sé que dije que iba a volver a Blogspot y que de buenas a primeras desaparecí de nuevo, pero es que es tan.. imposible para mi llevar esto xDD

Bueno, ha habido pequeños cambios en mi vida con respecto a algunas personas, pero realmente, esas personas ahora mismo son totalmente insignificantes para mí, y se lo han ganado demasiado. En verdad siento un poco de lástima por alguna de ellas, ¿¿aunque supongo que se dará cuenta algún día?? De todas maneras me importa muy poco.

Bueno, estoy pensando en hacer algunos cambios por aquí, realmente me empieza a cansar y a parecer muy soso el aspecto de mi Blogspot.

Ya sé que nadie lee esto pero hago como si si lo leyese alguien, porque me resulta más fácil escribir.

Pues eso.

Estoy pensando en hacer el OTP challenge con Saku, aunque no se lo he dicho todavía, pero supongo que aceptará porque ella es genial y un día me dijo algo de hacerlo.
Además, si estás leyendo esto, que sepas que le he dicho a Lin que lo haríamos, ¡no podemos fallarle!

Estoy tratando de bajarme una canción...





What if there was no lie

Nothing wrong, nothing right
What if there was no time
And no reason, or rhyme
What if you should decide
That you don't want me there by your side
That you don't want me there in your life
What if I got it wrong
And no poem or song
Could put right what I got wrong
Or make you feel I belong

What if you should decide

That you don't want me there by your side
That you don't want me there in your life

Ooh ooh-ooh, that's right

Let's take a breath, jump over the side
Ooh ooh-ooh, that's right
How can you know it, if you don't even try
Ooh ooh-ooh, that's right

Every step that you take

Could be your biggest mistake
It could bend or it could break
That's the risk that you take

What if you should decide

That you don't want me there in your life
That you don't want me there by your side

Ooh ooh-ooh, that's right

Let's take a breath, jump over the side
Ooh ooh-ooh, that's right
How can you know when you don't even try
Ooh ooh-ooh, that's right

Oh - Ooh ooh-ooh, that's right,

Let's take a breath, jump over the side.
Ooh ooh-ooh, that's right,
You know that darkness always turns into light.
Ooh-ooh, that's right 



No me parece de las mejores, pero es bonita.

Me gustaría que mi madre dejase de llamarme cada cinco minutos y me dejase sentarme en mi silla para hacer mis cosas sin interrupciones (casi pongo interrupsiones).

Y no sé que más poner. Intentaré cambiar el diseño del blog para que quede más o menos decente.

Tengo que colgar la ropa mojada, así que me voy, porque mi madre es MUY pesada.


martes, 17 de julio de 2012

Vuelta de Portugal

¡Hey!
Ya sé que llevo tiempo sin publicar nada, pero esque he estado en Portugal de vacaciones. Por cierto, que asco de vacaciones (?)

¡Pero no me arrepiento en absoluto de haber ido! Me he comprado unas figuritas de South Park y estoy muy contenta ;w;







Omg, son tan monos <3

Y bueno, en la playa he hecho muchas cosas (ninguna). No sé que contar, estaba deseando llegar a Badajoz, odio estar allí ;__;

Me he puesto morena y odio ponerme morena, pero supongo que ya se me pasará.
Dios, que puto calor xDD

No sé que hacer, estoy bastante aburrida. Ahora mismo estoy hablando con Nacho, hemos dicho que si vemos algún concurso de dibujo con regalos chachis nos presentamos los dos, seguro que será divertido.

Y bueno, sigo bajandome capítulos de SP junto a Saku. Aunque estoy muy vaga, no me apetece hacer nada, y quiero cambiar de fondo de pc pero no sé cual usar. Iré a guardar imagenes, ya publicaré algo mañana.

domingo, 8 de julio de 2012

Caca

Bueno, pues ayer fue mi último día en casa de Saku. Es por la mañana pero ya la echo de menos ;w;

En fin, no sé que escribir, ya he colocado mis llaveros de South Park y el peluche de Kenny en mi habitación.

Y.. no sé, no mucho. Es todo muy extraño.

Creo que voy a modificar el fondo y el skin del blog porque no termina de gustarme, es raro.

PD: Esta entrada es una mierda, pero os jodéis.

viernes, 6 de julio de 2012

Bueno, empecemos.

Pues aquí estoy, de vuelta a Blogspot. No sé si funcionará, porque ya he intentado volver otras veces, pero espero tener cosas interesantes que contar para que esto siga adelante.

Y bueno, resulta que ahora no tengo nada interesan te que contar. O quizás si;

Estoy viviendo en casa de Saku estos días ya que mi familia se ha ido a Portugal, cosa de la cual yo me he librado esta vez, aunque solo durante estos días, por desgracia para mí.

Ahora mismo íbamos a salir porque hemos quedado con Eva, que además tiene ropa que darme, ya que me la robó en un descuido mío (?)

Y eso, que vuelto.

A todo esto (no tiene nada que ver esto con lo que voy a contar pero bueno), ayer estuvimos viendo una noticia sobre Nevada-Tan, una niña japonesa de tan solo 11 años que mató a una compañera suya con un cútter y se presentó en clase llena de sangre, como si nada. Lo que más pena me da es que esa niña tenga la cantidad de fans que tiene. Si, fans. En serio, tiene figuritas, dibujos, canciones, comics... No entiendo como la gente halaga a asesinos, pero bueno...

Y creo que eso es todo, ya haré más cosas cuando tenga tiempo (y cosas).

Prueba

blablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablablabla